Colombia es una creación venezolana. Su proyecto como “reina
de las naciones”, no tanto por riqueza sino como ejemplo de paz, justicia,
prosperidad y proveedora de “la mayor suma de felicidad social”, es el papel
histórico que le asignaron dos grandes caraqueños: el Generalísimo Francisco de Miranda, su
ideólogo; y el Libertador Simón Bolívar, heredero y fiel ejecutor del proyecto
mirandino.
Pero la materialización de las ideas en la realidad
concreta, en ocasiones difiere del proyecto original: de allí que el antiguo
Virreinato de la Nueva Granada sea hoy la única parte del continente que lleva
el nombre que Miranda destinó para el amplio territorio que va del sur del Río
Bravo hasta la Patagonia, ó la unión de Venezuela, Quito y Cundinamarca que
logró Simón Bolívar.
Desmembrada, abandonado el ideal de la suprema felicidad
social, sumida en graves desigualdades, con varias décadas de una feroz guerra
civil y agobiada por todos los males; la Colombia de hoy sigue esperando la
materialización plena del proyecto de Bolívar, y toda Nuestra América espera por
la idea de Miranda.
Hoy con ternura recuerdo que mi abuela, la maestra Olga
Marín, decía que el Libertador Simón Bolívar amaba profundamente a Colombia;
igualmente José Martí, Apóstol de la Libertad de Nuestra América, sigue
recordándonos que debemos amar como a nuestros padres, porque en verdad lo son,
a los caraqueños Francisco de Miranda y Simón Bolívar, al rioplatense José de
San Martín, y al benemérito mexicano Don Miguel de Hidalgo.
Los hijos de Bolívar debemos amar a Colombia así como la amó
nuestro padre Libertador: amor a la idea mirandina y martiana de la unión de
todos los pueblos de Nuestra América, amor que nos conmueva para contribuir con
la búsqueda de la justicia y la suprema felicidad social, amor inspirado en el
respeto a los hermanos neogranadinos que tras mucho sufrimiento siguen
resistiendo.
Colombia es una hermosa idea que aún no se ha materializado
en plenitud, y que por todo lo que representa, merece ser traída a la realidad,
pues más allá de su apesadumbrado estado actual, Colombia es Nuestra América.
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